¿Cabe pensar que ser inteligente puede hacer que una persona sufra y sea infeliz? Cuesta creerlo, sin embargo, en mi consulta, recibo mucha gente que se queja de pensar demasiado. Hombres y mujeres que sostienen que su mente no les da un respiro, ni siquiera de noche. Personas que están hartas de dudas, de preguntas, de tener una aguda conciencia de las cosas, de unos sentidos demasiado desarrollados a los que no se les escapa ningún detalle. Dichas personas querrían desconectar su mente, pero, sin duda, lo que más les hace sufrir es sentirse diferentes, incomprendidos y heridos por el mundo actual. Suelen concluir diciendo: «¡Yo no soy de este planeta!».
Este libro propone un curso de mecánica y pilotaje para cerebros supereficientes.